miércoles, 24 de agosto de 2016

(In)Comunicación y sobreprescripción de antibióticos.

Esta entrada es la traducción de una colaboración con la revista "Vincles amb Primària" ligada al proyecto del mismo nombre del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Podéis ver el original aquí y de paso le echáis un vistazo a la revista en la que lo menos relevante es mi artículo.




El pasado tres de mayo, los CDC, en colaboración con una mesa de expertos y el Pew Charitable Trusts, una ONG de Estados Unidos con gran influencia, entre otros, en temas de salud, publicó un análisis en el Journal of the American Medical Association (JAMA), en el que, bajo el título de Prevalence of Inappropriate Antibiótic Prescriptions Among US Ambulatory Care Visits, 2010-2011, y tras estudiar más de 182.000 visitas - de las que un 12,6% condujeron a una prescripción de antibióticos- se hace patente que en el 30 por ciento de estas prescripciones, en consultas de atención primaria y hospitalarias y servicios de urgencias, el uso de antimicrobianos era innecesario - lo que significa que no se deberían haber recetado-.





Muchos de estos antibióticos innecesarios fueron prescritos para patologías respiratorias agudas, incluyendo el resfriado común, la bronquitis aguda y la faringitis vírica.


Añadamos a eso que esta estimación de la utilización innecesaria no ha tenido en cuenta el uso inadecuado de antibióticos adicional derivado de la selección de un principio activo equivocado o de la prescripción equivocada en cuanto a la dosis o a la duración, lo que significa que el uso inadecuado total es, probablemente, todavía mayor.


Prescripción de antibióticos sistémicos en atención
primaria en Europa en DDO por mil habitantes/dia.
Fuente ECDC website.
Y si estas cifras están de actualidad por ser las últimas que se han hecho públicas en los EEUU, en nuestro país no son mucho más esperanzadoras.
Esta ingente cantidad de prescripciones innecesarias de antibióticos es persistente en el tiempo a pesar de años de advertencias sobre el aumento de las resistencias microbianas, la aparición de las denominadas "superbacterias", y las llamadas de atención orientadas a usar los antibióticos adecuadamente.
Sin embargo, ¿cómo es que los médicos seguimos recomendando el uso de estos medicamentos cuando no son necesarios? En la mayoría de los casos no es porque no sepamos cuando debemos utilizarlos. Casi todos los médicos saben que el resfriado común, la faringitis vírica y la bronquitis aguda no necesitan antibiótico. ¿Entonces? Demasiado a  menudo los médicos se preocupan "en exceso" por la satisfacción del paciente. Y en ese celo desmedido creemos percibir que nuestros pacientes quieren antibióticos, y queremos que estén satisfechos con nuestra labor, esto, a veces, nos lleva a prescribir cuando no lo deberíamos hacer.
Tendencia de la prescripción de antibióticos sistémicos en España medida en DDO por mil habitantes/día.
Fuente ECDE website.

Pero, ¿realmente los pacientes y sus familias quieren antibióticos? Puntualmente lo hacen porque piensan que les será bueno y conseguirán sanar antes, pero muchas veces los pacientes no esperan de nosotros que les recetemos antibióticos, pero no nos lo hacen saber. Cualesquiera que sean sus expectativas, la mayoría de ellos confían en nosotros para hacer un diagnóstico correcto y recomendarles el tratamiento adecuado: antibióticos cuando sea imprescindible y sin antibióticos cuando no se necesiten.
Debemos emplear el tiempo necesario para educarles y explicarles que tomar antibióticos cuando es evitable los expone a un riesgo  de reacciones alérgicas o diarreas, en ocasiones, potencialmente mortales, como puede suceder en aquellas cuyo causante es Clostridium difficile
Lo que la mayoría de nuestros pacientes realmente quieren y esperan de nosotros es una comunicación fluida y comprensible. Aplicándola incluso la mayoría de los pacientes que esperan antibióticos quedarán satisfechos si somos capaces de transmitir con eficacia las respuestas a las siguientes preguntas:



  • ¿Cómo podemos saber si se necesitan antibióticos o no? ¿Qué es aquello que obtenemos de una consulta que nos ayuda a tomar nuestra decisión?
  • ¿Cuánto pueden esperar para obtener una mejoría?
  • Mientras tanto, ¿qué pueden hacer para sentirse mejor?
  • ¿Cuándo deberían volver si no mejoran o empeoran?



Estas respuestas les darán la confianza necesaria para anteponer nuestros consejos a sus prejuicios sobre el tratamiento. La comunicación puede ayudar a proporcionar una atención de calidad a nuestros pacientes: hacer diagnósticos correctos, recomendar los procedimientos adecuados, proteger a nuestros pacientes de los daños de los tratamientos innecesarios, y ayudarles a sentirse mejor. Poniéndolo en práctica, estamos trabajando para eliminar el uso innecesario de antibióticos y combatiendo la resistencia microbiana que genera su mal uso y que es una amenaza para a todos nuestros pacientes.


No dejemos que una de las mejores herramientas de las que disponemos muera fruto de su propio éxito.





Para saber más: 



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