martes, 9 de septiembre de 2014

Una de queso... Marchandoooo!!! El calzado infantil en la edad escolar.

La forma en que calzamos a los niños tiene importancia en la higiene y en la configuración definitiva del pié, así como en el desarrollo de la marcha. 
Debemos huir de modas y tendencias y emplear el calzado adecuado a cada etapa del crecimiento. Esos zapatos tan cool reservémoslos para sufrir nosotros y a él pongámoselo lo más fácil posible.

En el momento de la compra deberíamos observar los siguientes puntos en la configuración del zapato:
     a)   En general el material de elaboración debe ser natural y transpirable. Los pies de los niños son una inagotable fuente de sudoración.
     b)   La parte anterior debe ser ancha y flexible para facilitar el movimiento de los dedos y evitar rozaduras.
     c)    La parte posterior y lateral, el llamado contrafuerte, debe ser sólido para proteger frente a posibles torceduras (tan frecuentes en esa edad) pero no debe sobrepasar en altura los maléolos del tobillo (esos huesecillos que hay a cada lado) para favorecer la movilidad de musculatura y ligamentos de esa zona. Eso nos dará una marcha segura, con libertad de movimientos y, a la vez, protegida.
     d)    La suela debería ser antideslizante y plana. No debe ser demasiado gruesa y siempre flexible. Lo que facilitará una motilidad adecuada.
     e)   La zona interior de la plantilla debe ser plana, sin añadidos que eleven el “puente” del pie. Los padres eligen los zapatos con esas hormas supuestamente beneficiosas sin saber que no son más que un elemento de márquetin totalmente inútil, incluso, perjudicial en ocasiones.
f)    f)  El cierre ha de permitir una buena sujeción del calzado al pie y debe ser ajustable. Cierres tipo “Velcro” facilitan, además, la autonomía del niño.

Pasemos a  verificar la talla y comprobemos que:
     a)   Una vez cerrado podemos introducir por la parte posterior nuestro dedo índice entre el zapato y el pie de manera holgada.
     b)   El dedo más largo, habitualmente el gordo pero no siempre, dista aproximadamente 1,5 cms. de la puntera.
     c)    Miraremos el pie al sacarlo del calzado en busca de zonas eritematosa para comprobar que no hay rozaduras ni zonas de compresión.
     d)   Deberíamos repetir estas verificaciones en cada nueva compra ya que el tallaje puede variar dependiendo del fabricante e incluso del modelo.
     e)   Ante la duda escojamos siempre un zapato ligeramente sobradito.

Y para terminar las últimas reflexiones:
     a)   Un niño no suele quejarse por llevar los zapatos pequeños ya que sus pies son tan elásticos que pueden soportar la compresión sin producirle dolor.
     b)   Afortunadamente en los recreos del cole se sigue jugando al futbol y al pilla-pilla, el zapato debe ser capaz de aguantar todo eso y más.
     c)    Una determinada marca o un precio elevado no son garantía de nada.
     d)   Tengamos presente que la temperatura en clase un día de invierno en la punta máxima de calefacción puede llegar a ser más intensa que la de Écija el 15 de Agosto. Lo que nos lleva, de nuevo, al primer punto en nuestra chuleta de compra de zapatos.

¡Feliz paseo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pon aquí lo que te parezca. A mi, posiblemente, también me parecerá bien.